miércoles, 14 de noviembre de 2012

Ineludible


Y entonces, cuando menos lo esperas, llega ese momento que tan obcecadamente has estando tratando de evitar. El fatídico momento de decidir. De elegir el menor de dos males que amenazan peligrosamente con acabar contigo. De intentar acertar a escoger una improbable salvación que se esconde traicionera tras uno de los caminos. Y esperar impotente a que la verdad que se asome  a través de la ruta tomada sea la que te permita seguir respirando.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Máscara desgastada


Empuñar estoicamente los cordeles que sustentan esta charada que trata de evitar el temido desenlace que la arrastre hacia la lejanía de su único sustento.

Y mientras, seguir comiéndose a cachitos la vergüenza que ralla en el borde del estómago; permitiendo que machaque todo rastro de identidad siempre y cuando no haga ruido.

Siempre que las detonaciones que abomban el pecho en este interminable holocausto no provoquen un eco que permita adivinarlas, tapizadas por una estudiada sonrisa.

Siempre que el intrincado juego pueda seguir soportando en estático esta insostenible escena a pesar de saber que es ese mismo esfuerzo el que resquebraja sin remedio los márgenes de su aliento avanzando hacia el día que lo colapse en  un oscuro destello de rendición.

jueves, 12 de abril de 2012

Condesación

¿Puede todo reducirse a un instante?
Condensar todas las emociones, todos los minutos.
Apilar todas las miradas, todas las excusas.
Y acumular en un solo segundo una historia.

Un instante,
Una breve fracción de dos vidas torpemente enredadas que apenas dura más que el pasajero parpadeo que interrumpe la lucha entre nuestros ojos orgullosos.

Y sin embargo no es solo un instante,
Es todo y es nada.
Es el punto de inflexión entre antes y ahora,
La mecha que prendió la inevitable avalancha de nuestra destrucción.
La brecha que se abrió paso arrollando el desolado abismo que ahora consume cada respiración.

Un solo instante, tan insignificante, tan fugaz…
Que acopió la fuerza suficiente para devastar el infinito que había por delante.

lunes, 2 de abril de 2012

Parada

Y mientras desperezo mis labios de entre los restos del humo abatido y desenredo mi pupila de entre esos dos pozos hirientes con los que me atraviesas implacable.

Esparciendo cien mil millas entre ahora y el momento en que tu boca esgrimió las palabras que deshilacharon mi horizonte.

Para evitar que el roce despierte a la ira y la cercanía arrastre a una rabia que consuma lo poco que queda en dos pechos,

Distantes,

Y heridos.

domingo, 4 de marzo de 2012

Estupida paradoja

Y continuarás precipitándote en la trampa irremediablemente porque tu propia mente es quien la coloca de forma reiterada delante de ti.
Poniéndote la zancadilla una y otra vez, calculadamente, para hacerte caer.
Con la amarga convicción de que la misma mano que ayer desgajó tu alma será la que hoy acuda a alzarte del suelo.

miércoles, 18 de enero de 2012

Hasta acallar todo sonido

Seguir gritando sabiendo que el sonido de tu voz jamás conquistará la cima que persigues. Sabiendo que solo conseguirás alejarla más de las yemas de tus dedos.

Y cuanto más la ahuyentes más fuertemente gritarás, hasta destrozarte la voz,
Hasta mucho después de la afonía más desgarrada,
Hasta más allá del aullido más inaudible y el clamor más ensordecedor,
Hasta que reviente tu garganta y tus tímpanos acallen todo sonido.

Dolorosamente consciente de que sabes que no puedes escapar a ello, porque el imán de tu pecho te arrastra con más perseverancia que la débil cuerda de tu razón.

Porque eres incapaz de huir aún abocándote al abismo.
Porque el riesgo de perder lo que ahora posees no acalla el anhelo de recuperar lo que un día sentiste tuyo.

viernes, 6 de enero de 2012

Celos

Celos.

Celos inevitables, inconcebibles, imparables.

Celos que nunca se sospecharon, colándose traicioneros y astutos entre las grietas de esta pretensión.

Husmeando, tanteando a arañar los ajados cimientos que ya no alcanzan a sostener una conciencia mal apuntalada.

Celos del hoy que la rodea,

Del ayer que ten desesperadamente añora,

Del mañana que tan temerosamente aguarda, aterrorizada de lo que pueda llegar a acarrear y más aún de lo que no.

Celos de los recuerdos

Y de las imágenes

Y del aire que rasga esta creciente lejanía; convirtiendo cada inservible fantasía en un amargo puñal que hundir con descosida decisión.