miércoles, 18 de enero de 2012

Hasta acallar todo sonido

Seguir gritando sabiendo que el sonido de tu voz jamás conquistará la cima que persigues. Sabiendo que solo conseguirás alejarla más de las yemas de tus dedos.

Y cuanto más la ahuyentes más fuertemente gritarás, hasta destrozarte la voz,
Hasta mucho después de la afonía más desgarrada,
Hasta más allá del aullido más inaudible y el clamor más ensordecedor,
Hasta que reviente tu garganta y tus tímpanos acallen todo sonido.

Dolorosamente consciente de que sabes que no puedes escapar a ello, porque el imán de tu pecho te arrastra con más perseverancia que la débil cuerda de tu razón.

Porque eres incapaz de huir aún abocándote al abismo.
Porque el riesgo de perder lo que ahora posees no acalla el anhelo de recuperar lo que un día sentiste tuyo.

viernes, 6 de enero de 2012

Celos

Celos.

Celos inevitables, inconcebibles, imparables.

Celos que nunca se sospecharon, colándose traicioneros y astutos entre las grietas de esta pretensión.

Husmeando, tanteando a arañar los ajados cimientos que ya no alcanzan a sostener una conciencia mal apuntalada.

Celos del hoy que la rodea,

Del ayer que ten desesperadamente añora,

Del mañana que tan temerosamente aguarda, aterrorizada de lo que pueda llegar a acarrear y más aún de lo que no.

Celos de los recuerdos

Y de las imágenes

Y del aire que rasga esta creciente lejanía; convirtiendo cada inservible fantasía en un amargo puñal que hundir con descosida decisión.