martes, 24 de mayo de 2011

Estoy en medio de mi cuarto plantada frente al armario sin la mas remota idea de que hacer. Aun sigo sin saber como he podido aceptar la proposición de Laura. No tiene ningún sentido que yo aparezca allí esta noche, la mayoría de la gente no querrán hablarme ni acercarse a menos de 50 metros de mi, y el resto simplemente optaran por ignorarme. No es algo de lo que quiera quejarme, es una situacion en la que yo misma me he adentrado, y ni siquiera tengo claro que me desagrade del todo. En este tiempo de reclusión y automarginacion había logrado con creces mi objetivo de separarme de todos. Y ahora el hecho de pensar en presentarme allí pretendiendo fingir una falsa y repentina recuperación no se me hace nada tentador. Esta claro que ya no puedo huir, no me queda otra opción que  ser fiel a mi palabra con Laura porque, a pesar de que con gusto me quedaría regocijándome en mi desdicha como cada noche sin ningun tipo de arrepentimiento, aun queda en algún lugar un resquicio de mi que no quiere hacerla sufrir.
Intento convencerme a mi misma de que solo será una simple noche, un fugaz y pasajero ritual social sin importancia que no será tan difícil de soportar. Será como una huida a una falsa realidad paralela en la que todo sigue como antes, solo cuestión de dejarse llevar para intentar que este desdichado plan sin futuro sea mas llevadero para todos. Esta bien, ya basta de pensar en ello. Elijo distraídamente la primera ropa que encuentro en el armario y cojo mi abrigo para encaminarme hacia mi universo paralelo de una noche.
Llego al local algo tarde intencionadamente debido a que he dado el mayor numero de rodeos posible para aplazar el momento. Pero ya estoy plantada frente a la puerta y no hay vuelta atrás. Intento buscar algo de valor con el que armarme, pero enseguida me doy cuenta de que ya no queda nada en mi interior que se le parezca. Asi que simplemente cierro los ojos y cruzo el umbral. Dentro la atmosfera es densa y oscura, el humo espeso llena el ambiente y la música retumba en las paredes y hace vibrar el suelo. Me quedo parada un segundo mirando a mi alrededor y comienzo a andar intentando perderme entre la multitud. Entre la marea de rostros distingo caras conocidas con expresiones ajenas dibujadas. Ignoro sus poco suspicaces miradas a mi paso pero soy perfectamente consciente de sus gestos y comentarios en voz baja, que van estallando a mis espaldas; de que voy dejando un  rastro de murmullo y expectación pegado a las plantas de mis pies. Comienzo a repetirme a mi misma que no debo dar la vuelta para alcanzar la ansiada puerta de salida y obligo a mis piernas a seguir andando paso a paso, avanzar, solo avanzar. Levanto la vista y distingo a Laura al fondo que repara en mi presencia y me saluda efusivamente mientras empieza a acercarse a mi.
-          ¡Has venido!- me grita con una expresión de felicidad.
Yo comienzo a levantar mi falsa muralla protectora, a construirme mi preparada mascara de cinismo para poder enfrentarme a la conversación. Coloco finalmente en su sitio la sonrisa y me dispongo a contestar.
-          Si, te lo prometi, ¿recuerdas?- le digo sonriéndole tanto como puedo.
-           Lo se, lo se- dice ella- pero aun no estaba segura de que fueras a aparecer- noto el tono amargo en sus palabras. ¡¡¡Oh, pero esto va a ser genial!!!- continua ya mas animada- ya lo verás, seguro que todos tiene muchas ganas de hablar contigo, y ha venido mucha gente, te lo pasaras muy bien. Será un gran comienzo, es ideal para volver a empezar, ahora todo estará bien, Eva. Estoy segura, segura!!! Oh, me alegro tanto!...- la verborrea de palabras se atasca en su boca mientras contiene una evidente emoción.
Vaya, esta claro que piensa que el hecho de haberme arrastrado hasta aquí va a suponer todo un acontecimiento que hara que se obre el milagro. Que de repente todo se arreglara por si solo y será como si nunca hubiera existido el ayer. No quiero decepcionarla y bajarla de su nube de fantasia, pero se que eso no va a ocurrir. Y ella también. Simplemente no quiere aceptarlo, se obstina en la ilusión que ha creado y aunque me duela hacerlo tendre que verla resignarse. Simplemente el tiempo será quien le haga comprender y ella misma quien se desengañe, porque yo no tengo fuerzas para hacerlo.
Le dedico una media sonrisa final mientras observo como se aleja  en las profundidades de esa oscura jauría. Me quedo sola en el fondo del bar notando aun los continuos cuchicheos de la gente que me rodea. Decido acercarme a la barra y pedir algo para beber que mitigue mi ansiedad y me alejo con mi bebida hacia un rincón apartado y sumido en la sombra. Apoyo mi espalda en la pared y me dedico a observar las vidas que se desarrollan. Conversaciones a gritos que llenan el ambiente, carcajadas sueltas y empujones al ritmo de la atronadora música. Empiezo a recordar instantes fugaces en los que yo formaba parte de toda aquella caotica coreografia. Hasta que de repente alguien a mi espalda  me saca de mis ensoñaciones.
-          Hola Eva- dice una voz tras de mi.
Un escalofrio recorre de arriba abajo mi espina dorsal y tensa todos los musculos de mi cuerpo mientras esas dos simples palabras retumban en mis oídos. No quiero creerlo, pero se perfectamente que he reconocido esa voz y la persona a la que pertenece. Me giro lentamente deseando con todas mis fuerzas no encontrar a nadie a mi espalda. Pero por supuesto el esta allí de pie, con las manos en los bolsillos y dedicándome su media sonrisa aparentemente ajeno a todo.
 Me quedo quieta sin pronunciar una palabra, con los ojos abiertos de par en par y apretando los puños hasta que consigo hacerme daño. No puede estar pasando de nuevo. Otra vez no, no puede ser…
-          ¿No vas a saludarme?- pregunta Victor mostrando una insoportable naturalidad
Yo sigo completamente inmóvil, sin saber que hacer; con el cerebro colapsado y el pulso latiendo con fuerza detrás de las orejas. Deseando que se esfume, que desaparezca tan rápidamente como ha aparecido. Deseando cerrar los ojos y despertarme de esa pesadilla.  Deseando inútilmente encerrar su imagen lejos de aquí para que nunca vuelva.
El continua mirándome fijamente sin parpadear y yo por fin consigo liberarme del estupor en el que me mantiene y no sin dificultad arrastro mis pies tambaleantes hacia la puerta. Salgo a la calle sin abrigo y el frio de la noche me golpea implacable en todo el cuerpo, aunque apenas soy consciente de ello. Victor sale detrás mio sin decir una palabra. Sigo desplazándome despacio tanto como consigo hasta que el precario equilibrio que me sustenta cede y tengo que detenerme cerca del fin de la calle. El se para a mi lado y me contempla callado, esperando a que yo decida encontrar las palabras con las que romper mi silencio.
-          Estas aquí- consigo articular finalmente.
-          Si- dice el simplemente mientras se encoge de hombros.
-          ¿Por qué estás aquí?- le pregunto
-          Me he enterado de que había una fiesta y tu ibas a venir, y eso no quería perdérmelo por nada del mundo-contesta el
Mis labios describen una mueca ante sus palabras mientras noto como una rafaga de ira me golpea desde dentro.
-          Deja de actuar como si realmente creyeras que me conoces- digo las palabras casi escupiendolas, bañadas en agrio desprecio.
-          Te conozco mucho mas de lo que tu piensas, aunque no espero que lo entiendasn ni mucho menos que lo reconozcas- contraataca él.
Vuelvo a hacer un mohín ante su contestación
-          Bueno, pues me da igual lo que tu creas o pienses. Si no recuerdo mal te dije muy claramente que no quería volver a ver aparecer tu cara nunca mas.
El suelta una leve risita
– Creo que eso no es algo que tu puedas decidir, ¿me equivoco?
Me enervo bruscamente y levanto la cabeza para encararle a la vez que la ira termina de inundarme
-          No se te ocurra decirme lo que puedo o no puedo decidir-le digo secamente y arrastrando las palabras entre los dientes.
-          Sabes que no puedes impedírmelo- replica el con cierta seriedad
La conversación está tomando un rumbo que no me gusta y no me veo capaz de ponerme a discutir sobre ello así que suelto un suspiro e intento rearmarme para contestarle.
-          Igual que tu tampoco puedes impedir que yo decida lo que quiero hacer en mi vida. ¿No entiendes que no quiero que vuelvas? No tienes voluntad sobre mi. De hecho, quiero irme de aquí ahora mismo y me voy.- pongo punto final mientras me doy la vuelta y comienzo a andar con rapidez en cualquier dirección.
En mi cabeza los pensamientos se agolpan unos contra otros formando una maraña indescifrable  de rabia, impotencia, cansancio y frustración. ¿Por qué otra vez? ¿Por qué, porque, porque? No quiero tener que soportar esto cada vez que él decida aparecer. El frio de la noche me cala hasta los huesos y mis dientes comienzan a chocar rápidamente unos contra otros en un caótico ritmo. Inevitablemente el me ha seguido y ha comenzado a andar a mi lado observándome fijamente en silencio.
-          Parece que tienes frio- comenta
Yo le ignoro y continúo caminando de frente decididamente. Y entonces me doy cuenta de que no se a donde estoy yendo. Me paro en seco y suelto un bufido. Miro a mi alrededor para ubicarme mientras hago caso omiso de Victor observando mis movimientos y me dispongo a volver de nuevo hacia el bar. El sigue insufriblemente todos mis pasos como si de mi sombra se tratase, sin poder deshacerme de él. Ni siquiera me permito girar mínimamente la vista hacia él. No quiero verle, no quiero oírle y sobre todo no quiero seguir sintiendo su presencia a mi lado.
-          No puedes seguir ignorándome eternamente- comenta el
-          Pues yo creo que sí puedo- le espeto yo
-          Sabes perfectamente que no- me replica el con aires de autosuficiencia
Solo obtiene mi silencio mientras sigo caminando decididamente tan rápido como me es posible.
-          ¿No vas a replicarme?- pregunta el, divertido
Sigo regalándole un vacio como respuesta sin girar un ápice la vista hacia su dirección.
-          Está bien- dice el encogiéndose de hombros- como tú quieras, entonces hablare yo.
No puedo evitar soltar un suspiro de exasperación ante la idea. Observo el paisaje que nos rodea mientras caminamos; la silueta de la luna difuminada en el cielo tras densas nubes grisáceas reflejando su débil luz sobre las frías aguas del rio, haciendo destellar suaves ondas a su antojo. Las luces de las farolas iluminando con su amarillento resplandor tramos sueltos de acera y delineando tétricas siluetas mientras el tenue eco de la música resuena a lo lejos mezclándose en el aire con el vaho que expulso desde el fondo de mi garganta.
Mientras tanto Victor comienza a hablar en desvariante e inservible monologo
-          Sabes, al principio no pensaba dejarme caer por aquí, pero después de la despedida tan brusca que tuvimos el otro día se me quedo un sabor de boca un poco amargo y no quería que te quedaras sin una segunda oportunidad para poder deshacer esas  palabras ten feas que dijiste, ¿sabes? Estoy seguro de que puedes hacerlo mucho mejor que eso, Eva, y por eso he venido esta noche, para que puedas enmendarlo y asi lo que me quede de ti sea mucho mas dulce… seguro que lo estas deseando, ¿me equivoco?
No le escuches, no le escuches, no le escuches…
-          Nunca puedes saber cuando volveremos a encontrarnos, nunca si esa será la ultima vez que nos veamos, si ya no tendras otra oportunidad…
No le escuches no le escuches no le escuches no le escuches!!!
-          Porque no puedes tener ninguna certeza de ello y lo sabes perfectamente, Eva, ¿de verdad quieres arriesgarte a dejar el desprecio como tu único legado? Yo creo que no. Piensalo bien, puede que sea esta la ultima vez que puedas decirme lo que realmente quieres y no las frases que disparas desde detrás de tu enorme muralla que a mi, desde luego, no me engaña.
Noto como el me mira de reojo para poder apreciar el efecto de sus palabras, pero no me voy a rendir. Aguanto la compostura todo lo estoicamente que puedo y mantengo bajo control mis gestos para no darle esa satisfacción.
-          Sabes que te vas a arrepentir de esto, Eva- dice él con gesto ya mas serio.
Mi pies siguen andando firmemente y con rapidez. No le escuches no le escuches no le escuches…
-          En realidad noto que lo estas deseando, en cualquier…
-          ¡Ya basta!- le grito parándome en seco y perdiendo en un segundo los estribos que con fuerza había estado sujetando.
El también se para a mi lado con una expresión entre sorprendida y dolida en el rostro.
-          ¡Basta, basta basta!- noto como las palabras salen con fuerza desde mi interior y mis mejillas se encienden por la rabia.- ¡No lo soporto mas! Por favor dejame sola, es lo único que quiero. No quiero ninguna oportunidad, no quiero ningunas supuestas ultimas palabras, no quiero nada de eso! Me da igual que nunca vuelvas a aparecer, solo lárgate para siempre y dejame olvidarte de una vez por todas.
Me quedo de pie, quieta en frente suyo con la respiración acelerada y los puños apretados con fuerza. El no dice nada. Solo me mira con gesto apesadumbrado. Incluso podría jurar que lo que se lee en su cara es una cierta decepcion.
Me giro sobre mis talones para evitar su rostro y cierro un momento los ojos mientas suelto un suspiro que mezcla la exasperación con la rabia. Entonces oigo su voz casi en un susurro a mis espaldas.
-          No habras querido decir eso, Eva. Te arrepentiras, sabes que te arrepentiras…
Me quedo parada un segundo y me giro hacia el. Pero el ya no esta. Se ha ido.
Se ha ido.
Respiro entre aliviada y cansada. Las emociones se están mezclando en mi cabeza en un torrente que amenaza con desbordarme en cualquier momento. Necesito sentarme un segundo para recomponerme. Mis piernas están temblando por el frio y tengo la sensación de acabar de salir de una batalla. Estoy bloqueada, como en un estado de shock pasajero. He conseguido lo que quería, es cierto. Pero entonces ¿por qué no puedo evitar esa rara sensación de angustia que sigue recorriéndome el cuerpo? ¿Por qué sigo sintiendo una fuerza que me oprime el pecho? ¿Por qué me embarga esa extraña y agobiante sensación de pérdida?
Me repito a mi misma un par de veces que todo va a estar bien y respiro profundamente para tranquilizarme. Levanto la vista y miro a mi alrededor tratando de ubicarme. Parece que los últimos diez minutos no hubieran transcurrido aquí, que me hubiera ido a otro universo y de repente me hubieran vuelto a soltar en medio de la Tierra. Respiro despacio y cuento hasta diez con los ojos cerrados. Me pongo en pie y me encamino de nuevo hacia el bar.

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