Y mientras desperezo mis labios de entre los restos del humo abatido y desenredo mi pupila de entre esos dos pozos hirientes con los que me atraviesas implacable.
Esparciendo cien mil millas entre ahora y el momento en que tu boca esgrimió las palabras que deshilacharon mi horizonte.
Para evitar que el roce despierte a la ira y la cercanía arrastre a una rabia que consuma lo poco que queda en dos pechos,
Distantes,
Y heridos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario