jueves, 29 de diciembre de 2011

Empeñados en desafiar la gravedad

Sigamos enredando este ilógico momento hasta que estalle delante de nuestras estúpidas narices.

¿Por qué no?

Continuemos fingiendo entre ocultas verdades que se asoman traicioneras, entre los retales de pensamientos descontrolados, entre ideas atropelladas que cruzan fugaces los ojos pero se extinguen antes de llegar a la boca.

Esgrimiendo pretextos erróneos, desgastados entre unos labios distantes que jamás alcanzan los oídos del otro; que chocan contra sendas armaduras   y resbalan haciéndose añicos para arremolinarse en el desmesurado montón de nadas sobre el que nos suspendemos.
Como dos obstinados equilibristas desafiando la ineludible verdad, empeñados en no claudicar de la inútil batalla que desgasta la cuerda de la que precariamente penden.

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